MOSTRADORES CON ATENCIÓN ADAPTADA
- Yanira de Gispert
- 16 jun
- 2 Min. de lectura
La accesibilidad no es solo una obligación legal, sino también una muestra clara de compromiso social y profesional. En una farmacia, el mostrador es un punto crítico de atención. Adaptarlo correctamente permite atender con dignidad y comodidad a personas con movilidad reducida, mayores o en silla de ruedas.
En esta entrada te explicamos qué dice la normativa, cómo adaptar tu mostrador, y qué soluciones prácticas existen para farmacias que buscan ser accesibles y modernas al mismo tiempo.
¿Qué exige la normativa de accesibilidad?
Las leyes varían según el país o comunidad, pero en líneas generales, la normativa exige:
Al menos un tramo del mostrador a una altura accesible, entre 70 y 85 cm.
Espacio libre de aproximación frontal de al menos 80 cm de ancho.
Ausencia de obstáculos como muebles bajos o cajoneras en esa zona.
Señalización visible o contraste de colores.
👉 En España, por ejemplo, se aplica el Código Técnico de la Edificación (CTE DB-SUA) y muchas comunidades lo refuerzan con normativa específica.
¿Cómo debe ser un mostrador accesible?
Altura adaptada: un módulo del mostrador a baja altura, sin barreras, donde una persona en silla de ruedas pueda ser atendida cómodamente.
Superficie continua: sin escalones ni cortes visuales que dificulten la atención.
Diseño visual claro: colores contrastantes, señalización o iconografía accesible.
Bucles magnéticos opcionales para personas con audífonos.
👉 Muchos diseños modernos integran la parte adaptada como un elemento estético más, no como una “obligación visual”.

Soluciones si tu farmacia es pequeña
No todas las farmacias pueden permitir grandes reformas. Algunas opciones:
Módulo móvil o abatible que se extiende desde el mostrador habitual.
Mostrador en forma de “L” con un brazo lateral bajo.
Reducción parcial del mostrador estándar (con diseño continuo que combine distintas alturas).
Beneficios de contar con un mostrador accesible
Cumples con la ley y evitas sanciones.
Refuerzas tu imagen como farmacia comprometida y moderna.
Amplías tu base de clientes, ofreciendo atención inclusiva.
Mejoras la experiencia para personas mayores, embarazadas o con carritos de bebé.
Adaptar tu mostrador a la normativa de accesibilidad no es solo una cuestión de legalidad, sino de empatía, imagen y compromiso social. Existen múltiples soluciones estéticas y prácticas para lograrlo sin complicaciones.
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